ENERGÍA VITAL

Vivimos en la era de la información y todos tenemos la voz y los medios para comunicarnos con el mundo.
Esta cuarentena nos hemos visto bombardeados de ella.

Quisiera abrir una conversación sobre lo que representa esta pandemia en un contexto más grande que apuntar a culpables y razones concretas sobre el por qué de la misma. Así que vamos paso a paso.

Nuestro mundo es acelerado y sus formas nos han acostumbrado a la inmediatez- dejando poco espacio a la reflexión con tantas demandas y presión que nos pone el deber ser y nosotros mismos. Por reflexión entendemos que es una pausa consciente para poner atención y consideración a algo para así comprenderlo.

Lo que uno calla el cuerpo habla- pero como dije al principio, entraré en una vista panorámica y no en casos específicos (porque además hay muchas teorías) y en lugar de hablar de personas, hablaré como lo que somos, parte de un todo colectivamente.
El Coronavirus es una enfermedad que se manifiesta en los pulmones causando dificultad para RESPIRAR.

El Universo nos habla.
Con esta pandemia nos dice que necesitamos esta pausa para RESPIRAR,
reconectar con nuestro mundo interior que es el que proyecta nuestro mundo exterior.

La respiración es un ciclo bello y perfecto entre los seres vivos- es un intercambio de gases que se liberan en nuestra atmósfera por vida: la fotosíntesis de las plantas expulsa el oxígeno que nosotros necesitamos para vivir— nuestro cuerpo lo procesa y expulsa el dióxido de carbono que ellas necesitan para vivir y así comenzar de nuevo este proceso.

Cuando respiramos el cuerpo y el cerebro se oxigenan. El oxígeno es proporcionado a nuestras células y este se transforma en energía aprovechable.
Ahora comparto con ustedes un poco sobre mi reflexión esta cuarentena después de haber leído estas dos palabras:

ENERGÍA VITAL

Al leerlas salió a flote una pregunta que ahora me hago todos los días:

¿Hacia dónde dirijo mi energía vital?

o también la podemos formular así-

¿En qué invierto mi energía vital?

Preguntarme esto me llevó automáticamente a agradecer el simple hecho de estar viva. Después me hizo realmente considerar en qué estaba aprovechando esta energía con la que cuento todos los días.

La energía se transforma en lo que nosotros queramos: es un recurso que debemos invertir con consciencia así como lo hacemos con el dinero y el tiempo.


Somos un canal de expresión. Somos seres fluctuantes- un día nos sentimos bien, otro quizás no, pero nada es permanente- todo pasa.
Cuando respiramos nos centramos y tenemos espacio para ser conscientes de lo que necesitamos y de lo que queremos.

Esta práctica me ha ayudado a centrarme y a darle un uso eficiente a mi energía porque con tanta información y recursos para distraernos es muy fácil caer en lo que llamamos ‘‘quemarnos’’ que es llevar una vida sin propósito con toda la energía con la que contamos todos los días sin saber hacia dónde dirigirla.

Son pocos los conceptos específicos que manejo sobre la neurociencia pero si soy dueña de mis experiencias. Los hábitos que forman parte de nuestras rutinas crean redes neuronales en nuestro cerebro convirtiéndolas en nuestras costumbres; con la repetición pronto nos encontramos actuando en piloto automático y muchas veces a no actuar en presencia con nuestra consciencia impregnada en ellas ————— Es así como el mundo ha vivido hasta ahora- en automático, y darnos cuenta que esta pausa es una oportunidad para empezar de nuevo es una bendición.
Cuando nos llevamos a nuevas prácticas estimulamos nuevas áreas de nuestro cerebro que manteníamos dormidas.

Poner consciencia en lo que hacemos nos ayuda a sentirnos mejor y con propósito. Este período en casa se puede volver repetitivo y con pocos estímulos; me he dado cuenta de la importancia de escucharme para así saber a que experiencia llevarme en cada momento. Ya sea ponerme a trabajar, llevar a cabo una intención que tengo como por ejemplo ser más disciplinada para hacer ejercicio, o il dolce far niente (la frase italiana ‘‘lo dulce de no hacer nada’’) porque es lo que el cuerpo y mi Ser me piden en el momento.

Ser y hacer con consciencia y presencia nos lleva a vivir con propósito porque sabemos ‘‘para qué’’ estamos haciendo o siendo en lugar de hacer sin razón, sin saber el por qué.

Cada momento es un portal al que siempre podemos acceder
para hacer las cosas distintas.

SER es un concepto abierto del cual tenemos acceso a través de nuestra presencia con la experiencia porque SOMOS más que las etiquetas de ser esto o ser lo otro.

El nuevo mundo que todavía no conocemos
(pero está a la vuelta de la esquina)

necesita que respiremos.

Demanda que estemos en presencia. Necesitamos que cada individuo que forma parte de la humanidad sea cada vez más consciente de sus actos, de sus elecciones, del rol que desempeña en la existencia.
Debemos ser conscientes de la comida con la cual nutrimos nuestro cuerpo, de las medicinas que tomamos para curarlo, de las relaciones y los lugares en los que invertimos nuestra energía, de las cosas que creamos, de la huella que dejamos para las futuras generaciones

Pregúntate hacia dónde diriges tu energía vital, escríbelo, ponlo en un lugar donde puedas verlo todos los días y verás que cada vez será más fácil poner en práctica el concepto de estar presente con tu propia experiencia.

Pregúntate ‘‘¿para qué?’’ en lugar de ‘‘¿por qué?’’

y cada acción -y no acción - estarán vestidas de propósito.

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EL PODER DE LA ATENCIÓN