LA PANDEMIA - CON HUMILDAD
El recorrido por la vida me ha brindado la sensibilidad de aprender a identificar las oportunidades y enseñanzas detrás las cosas.
Hoy, 12 de marzo, a casi un mes de que en algunos lugares del mundo se haya gestado e instalado ya en varios territorios el COVID-19, me he dado cuenta que como humanidad no hemos afrontado esta peripecia con humildad.
Vivimos una vida acelerada donde el dinero es el motor de todo lo que hacemos, sin darnos cuenta que, sin salud no hay economía estable, desarrollo comercial.
Este es el momento de actuar individualmente con responsabilidad pero enfocarnos colectivamente como especie; el llamado ahora es a mantenerse tranquilo, poner pausa en nuestras vidas y rutinas como las hemos llevado hasta ahora para que la curva de casos positivos del virus no siga aumentando y aquellos contagiados puedan curarse poco a poco- que la industria de salud no colapse en el proceso.
He notado que muchas personas que se encuentran en lugares afectados y deben tomar medidas de prevención de abstenerse de las calles, lugares públicos y reducir el contacto humano, entran en pánico por la idea de tener que mantenerse aislados en sus hogares y me puse a reflexionar-
¿Cuál es el miedo a ir adentro? a estar tranquilos, en silencio, con uno mismo.
¿De qué estamos huyendo que no soportamos estar solos?
Estar solo no es lo mismo que estar en soledad.
¿Qué tiene de malo tu casa- tu espacio- tu templo? ¿no has hecho de ella tú mismo (o si vives acompañado, también) un hogar para dormir todos los días, para recargarte después de un largo día, para cuidarte, alimentarte, crear, etc? Qué rico los momentos de estar solo y escucharte, auto conocerte, atenderte, reinventarte.
Vivimos en un mundo acelerado y lleno de distracciones, bajo la presión de ser perfectos y autosuficientes, donde la inmediatez nos ha hecho desprestigiar la belleza de los procesos naturales que llevan a la evolución de las cosas, de los proyectos, de los seres (palabra kapikua).
Es importante hacer pausa, detenerse y darnos cuenta que el ritmo de estos estilos de vida solo traen caos, guerras, intereses creados, estrés, depresiones, enfermedades.
Nos movemos de un país a otro con tanta facilidad que entramos en pánico por el no poder movilizarnos al cerrar los bordes de los mismos.
Esta pandemia, a mi parecer, es un llamado colectivo a recogernos, dejar a un lado los intereses propios y mirar en contexto el cuadro grande de lo que está pasando. A utilizar el sentido común (comunidad) para evitar que el virus se siga propagando en los lugares afectados.
Me gustaría ver como poco a poco adoptáramos una actitud de humildad hacia este virus, porque la realidad es que al menos que seamos médicos o manejemos la química, desconocemos el comportamiento de este virus y cualquiera es vulnerable al mismo.
Después de todo, y con mucho respeto lo digo; la manifestación de este llamado de atención que El Universo nos está haciendo con este virus traducido en una gripe severa podría ser mucho peor. ¿Conocen el caso de Chernobyl? la tragedia nuclear más grande de la historia en 1986 por materiales radioactivos tóxicos en el aire raíz de un accidente. Los síntomas, efectos inmediatos y muertes que presentó la población de Ucrania y su territorio fueron trágicos y de suma gravedad; el proceso de descontaminación continúa y la fauna y la flora de la zona ha logrado poco a poco renacer después de tantos años; muchas enfermedades celulares como el cáncer fueron inducidas por este suceso.
En los tiempos que vivimos y con todas las pirámides de poder y guerras que desconocemos, la posibilidad de que algo así pase no es descabellada porque existe un manejo de armas y sustancias/microorganismos en laboratorios como chantaje, miedo, control y poder.
A lo que voy con esto, es que seamos conscientes de que como humanidad definitivamente no estamos preparados para improvistos de tal escala en gran parte porque
hemos avanzado y crecido como una civilización tecnológica
pero todavía no hemos descifrado como avanzar como comunidad.
Los hospitales están en su máxima capacidad, los pacientes superan el personal que puede atenderlo, los mercados colapsan por las compras nerviosas, desconozco como estarán las farmacias, y sin embargo, nos quejamos por tener que permanecer en casa. ¿no es eso mejor a estar con un respirador en una camilla? la rutina, nuestras costumbres, las fiestas, pueden esperar.
Definitivamente sin salud no hay economía. Son muchas las industrias básicas que se han visto afectadas como las de transporte, educación, comercio, entre otras sin dejar de mencionar las que no entran en las prioridades como la del entretenimiento, moda, entre otras.
Si no hay salud el cuerpo simplemente no puede avanzar, es un llamado a parar para recuperarnos re-setearnos y re-plantearnos como estamos viviendo.
Si no estás enfermo, agradece y ten sentido común, quédate en casa, que afuera no hay nada qué buscar, más bien, podrías conseguir contagiarte.
Hemos desarrollado un estilo de vida individual egoísta donde todo gira en torno a uno, donde el valor por el dinero se ha traducido a un comportamiento de ‘‘el fin justifica los medios’’ y se atropella todo aquello que no beneficia directamente. Quizás esta sea también una oportunidad disfrazada para que el modelo económico y de intercambio comercial evolucionen a uno más aterrizado, que no separe tanto y sea sostenible durante momentos críticos como los que estamos viviendo. (invitados a informarse sobre la permacultura). Muchas personas viven el día a día y no cuentan con un capital para mantenerse durante estos tiempos de incertidumbre.
Hablando de la incertidumbre- hagamos las paces con ella y aprendamos a estar cómodos con el no saber- soltemos el control. Acostumbramos a proyectar nuestra vida hacia un futuro que no ha llegado y olvidamos que todo lo que tenemos es el eterno portal del presente. Sólo tenemos el ahora.
¿qué estas haciendo ahora?
mañana, llegará, mientras estás donde no estás, ahora.
mucha salud,
calma y paciencia,
un día a la vez.